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POEMAS LÉSBICOS CENSURADOS POR GOOGLE
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Google le ha aplicado control de contenido al blog de poemas lésbicos de URL http://generacionpoeticaweb.blogspot.com, donde publico poemas de mi autoría. Google le está aplicando censura a lo meramente semántico, el lenguaje poético debe ser soberanamente libre. Dice que recibió cartas de lectores señalándo el contenido de ofensivo, Google le está abriendo entonces espacio a los intolerantes, a los grupos religiosos a controlar el contenido de la web. El derecho a la libre expresión está protegido por la carta universal de la Organización de Naciones Unidas , en consecuencia se me está vulnerando un derecho fundamental.

Definición de la palabra censura , tomado de wikipedia:
La censura, según el Diccionario de la lengua española (DRAE) de la Real Academia Española, es la «intervención que practica el censor en el contenido o en la forma de una obra, atendiendo a razones ideológicas, morales o políticas».1 En un sentido amplio se considera como supresión de material de comunicación que puede ser considerado ofensivo, dañino, inconveniente o innecesario para el gobierno o los medios de comunicación según lo determinado por un censor.



CUANDO TE PONGO EN LA BOCA UN SENO/ Salomón Borrasca

Cuando le haces poses al espejo
con tu pequeña minifalda roja
me le acerco y tu te sonrojas
porque te pongo en la boca un seno.

No te me asustes es tan solo un juego
me unté en los labios brillo escarlata.
deja que caiga tu hermoso pelo
sobre la parte que suplica tu agua.

Quita mis pantis porque ya me mojo
este es el néctar que botó la rosa
y en este juego de las mariposas
yo hago las veces de esposo y esposa.

SALOMÓN BORRASCA




LABIOS DE SEDA / Salomón Borrasca


Busco el olor de unos labios
que extraviaron mis deseos,
eran pálidos, labios de seda,
silvestres como palmichas
y tímidos como pájaros.
Varias noches los tuve cerca,
tan cerca que pude olerlos
olían a sándalo,
mi lengua hambrienta
se los bebió bajo las albas
eran salvajes como ella,
eran vampiros en mi vagina
que con mis mieles se alimentaban,
perversos como las calles que recorría
y las esquinas en que se me desnudaba.
Labios de seda,
labios furtivos,
que extraviaron mis deseos.
Salomòn Borrasca



LUNA EN LLAMAS / Salomón Borrasca

La luna está envuelta en una llama roja,
bostezas y me erizo al percibir tu hálito,
tus senos lucen frescos como helechos en la madrugada,
paso mi lengua por tu espalda,
chispeante desierto
e inhalo tu vapor salobre,
lamo tu labio herido en la furia de los mentones
y recuerdo algunos vinos.
La luna sigue en llamas,
violento tus pieles
y eyaculo en tu luna
un gran chorro de fuego.




LA NOCHE DE LOS DESEOS / Salomón Borrasca


Esta noche será larga,
el olor de la calle me seduce,
saco las manos por la ventana
y la lluvia las moja.
Hay noches que miro la avenida
y siento que mis carnes vibran
al ritmo de las luces,
tengo tentaciones, deseos indescifrables,
ganas de fumarme un cigarrillo,
ansias de amanecerme en la calle,
ganas de bañar mi cuerpo en vaselina
para hacer muchas cosas prohibidas
entre las sombras de la madrugada,
tengo ganas de desbordarme.

Salomón Borrasca


VAGINAS ARDIENTES / Salomón Borrasca

Necesito de ti porque despiertas
el volcán que en mi piel había dormido
porque clavas tu lengua con violencia
como un huracán enfurecido.

Necesito de ti porque eres bella
porque ríes cuando es ruda mi suerte
por tu lengua delgada que es muy diestra
por tus dedos sedosos tan ardientes.

Necesito de ti loba salvaje
de tu modo de amar tan primitivo,
necesito de ti como el paisaje
necesita de el viento y el rocío.

Salomón Borrasc


Lésbica / Salomón Borrasca


Deja caer tus senos en mis senos,
que nuestros pubis, mojados caracoles,
en un ritual de desagravio a Lesbos,
ebrios de éxtasis tan tiernos se fusionen.

Al resbalar tus yemas oh Sirena
mi humedal fluvioso se erosiona,
como una alud de alondras y violetas
tu cabellera mi cuerpo aprisiona.

En ese rito, proscrita mariposa
en que te entrego mis mieses de doncella
las hadas que son tan pudorosas
nos cubren con sábanas de seda.

Salomón Borrasca


EN EL MUELLE DE TUS CARNES / Salomón Borrasca

Naufragué como un barco en tus caderas,
condenada al exilio de tu cuerpo,
resbalé por tu piel color canela
que exhalaba fragancias en el viento.

Al bajar al canal de tu cintura
vi la sed de tus labios lujurientos,
yo bañé con sudor tu piel desnuda
y quemaste mis senos con tu aliento.

Me dormí en tu playa de quimeras,
el ocaso pintó de gris la tarde,
sepultamos las piernas en la arena
ante el juego de estrellas en el aire.
Salomón Borrasca.

Manuel Pla Martí mapla.lectyo.com
SALOMON BORRASCA
Misterio de una vida
¿Es Salomón Borrasca, hombre?, ¿es mujer? El misterio acompaña a ese ser que ha aportado al arte poético versos de cierta calidad, no todo el mundo coincide, dentro de la línea erótico-lesbiana que oscila entre lo romántico y lo sórdido. ¿Habrá nacido en Chile, en Argentina, en México, en Colombia? ¿Habrá nacido en Haití y vive en la actualidad en Palmira, Colombia? Nadie lo sabe. Sobre su vida se ha creado una nube secreta que todo lo difumina, alimentada por él o por ella misma. Todo es oscuridad y misterio, pero quedan algunos poemas, de los cuales alguien opina se avergüenza, que dan fe de su existencia. Se afirma por ahí que es una dama de avanzada edad que firma sus poemas con seudónimo masculino, que nació en Haití y en la actualidad administra un bar de mujeres tristes y vende camándulas a la entrada de un cementerio de Palmira. No se sabe, pero sus poemas existen y tal vez sea lo único cierto en su vida. Es de Chile, asegura un inquieto chileno, basándose en sus propios versos. Sus trazos para mantenerse en la clandestinidad, dice, no han sido tan perfectos. En su poema "Santiago Querido", dice textualmente "Recuerdo Santiago el ultimo invierno/ en que por tus calles de asfalto ambulé/ buscando en las alas rasgadas del viento/ el eco de un beso que doró mi piel"
EL SECRETO QUE NO REVELARÉ / Salomón Borrasca
Si estuviera a mi lado no podría
repetirte las frases que marqué
en la hoja cuarteada de ese libro
en que se ha convertido mi pared.
Si leyeras las cosas que te escribo
en las cartas que nunca te enviaré
y en el diario que sirve de testigo
del secreto que no te revelé.
Si algún día volvieras a mi lado
sonreiría sirviéndote un café
yo sabría el dolor disimularlo
pues contarte el secreto para qué..



Salomón Borrasca - ficción y realidad de la poesía lesbiana

Enviado por Literatura Diversa



Salomón Borrasca - Monografias.com

Salomón Borrasca
Ficción y realidad de la poesía lesbiana

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UN SITIO WEB DIO A CONOCER RECIENTEMENTE ESTA FOTO DONDE ASEVERA QUE LA DEL MANTO Y LA MOCHILA ES SALOMÓN BORRASCA Y LA OTRA ES SU AMANTE..

INICIO ESTA INVESTIGACIÓN SOBRE LA POETISA SALOMÓN BORRASCA, ADVIRTIENDO QUE LOS POCOS DATOS BIOGRÁFICOS QUE PRESENTO UTILIZANDO FUENTES DEL TALANTE DEL EXCÉLSIOR DE MÉXICO Y EL TIEMPO DE COLOMBIA, NO SON CONFIABLES, EN EL PRIMERO EL RECONOCIDO PERIODISTA JÓSÉ CÁRDENAS LA UBICA EN ACAPULCO Y EL SEGUNDO LA RELACIONAN CON COLOMBIA, VEAMOS EL PRIMERO Y LUEGO VAMOS A OTRAS FUENTES QUE LA UBICAN EN HAITÍ.

EN LA SIGUIENTE COLUMNA DE OPINIÓN EL RECONOCIDO PERIODISTA MEXICANO JOSÉ CÁRDENAS, LA UBICA EN ACAPULCO

Acuérdate de Acapulco. Artículo José Cárdenas / Excélsior


17 de Octubre, 2011

El bello puerto es rehén de Los Pelones, Los Zetas, La Familia Michoacana, el CPS, Los Guerreros… Los herederos de los Beltrán Leyva, La Barbie...

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Esta noche en Acapulco está demasiado fría y la luz de los faroles no alcanza a iluminar… Salomón BorrascaDe aquella noche, María bonita, María del alma… Acuérdate que en la playa, con tus manitas, las estrellitas las enjuagabas…Así le cantó Agustín Lara a La Doña… Ahí, donde aún se columpia la nostalgia.Aquel Acapulco de Johnny Weissmüller, el Tarzán más famoso; de las estrellas del cielo de Hollywood que se nos fue; de Tin Tán, que tiene su estatua en Caleta; de Mauricio Garcés y las bellas Tere y Lorena Velázquez; Elsa Aguirre; el suizo Teddy Stauffer, "Mr. Acapulco"; de Cantinflas…Bajo el polvo de aquellos lodos queda un millón de anécdotas.Pero…Hoy, ese aire tropical se corta con machete, navaja y cuernos de chivo.El bello puerto es rehén de Los Pelones, Los Zetas, La Familia Michoacana, el CPS (Cártel del Pacífico Sur), Los Guerreros… Los herederos de los Beltrán Leyva, La Barbie, El Coreano…Al amparo de muy pocos policías, muchos de ellos coludidos con las mafias criminales, ahora mandan Guantámo, Melón y los "jefes" de unos 17 grupos criminales que se disputan la plaza a sangre y fuego.Son los nuevos dueños de Acapulco. Los que van casa por casa cobrándole renta a la gente para dejarla vivir, allá por Pie de la Cuesta, El Farallón, Rancho Acapulco… Que se imponen a punta de extorsión y amenazas.Vaya y pregunte a los padres de los alumnos que abandonaron el Colegio La Salle, atrás de la colonia Chinameca, porque no quieren darle su "lana" a las mafias.…O hable con los maestros de cualquier otra escuela a los que les cobran 600 pesos para dejarlos enseñar. Esos mismos maestros, hartos, que a su vez le cobran cinco pesos a cada niño para juntar el "chivo" que le han de entregar a los cobardes.…O con los dueños de los negocios que han cerrado por negarse a pagar "cañonazos" mensuales de 50 mil pesos, como la Refaccionaria Mendoza, de la avenida México, o el restaurante California o varios hoteles de medio pelo y mala muerte.…O a los hoteleros que trabajan a 30 por ciento.…O a los gerentes de antros y restaurantes vacíos que dejan ir temprano a sus empleados, no vaya a ser la de malas.…O pregunte a los cinco mil taxistas que se ganaban 500 pesos diarios y ahora malviven con 200… Que mueren de inanición, acosados por los "piratas", halcones de las mafias.En Acapulco ya no hay zonas seguras, ni la Costera ni Punta Diamante, menos, El Coloso, Puerto Marqués, la colonia Renacimiento o la Colosio o la Zapata.Acapulco está expuesto. Desfallece de miedo.Genaro (García Luna), no seas malo… Acuérdate de Acapulco.MONJE LOCO: Apenas el viernes escribió su última columna en Reforma. Se despidió de todos. Sin Miguel Ángel Granados Chapa, nos quedaremos con hambre de saber por qué pasa lo que pasa.josecardenas@me.com Twitter: @JoseCardenas1


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El siguiente artículo periodístico de El Tiempo si bien no la asocian directamente con Colombia si da una idea de la época de Salomón Borrasca, ella o el hace parte de un jurado calificador en el año de 1993.

  • s

  • eltiempo.com

  • archivo

LA POESÍA:

El Instituto de Literatura Salomón Borrasca convoca al Segundo Concurso Nacional de Poesía Colombia escribe . Escritores colombianos y extranjeros , tema libre, cinco a diez poemas, tres copias, mecanografiados, firmados con seudónimo y en sobre aparte nombre y datos personales. Jurados: Hollmann Morales, coordinador de Gaceta de El País, Armando Barona Meza, columnista de Occidente, y Salomón Borrasca. Premios: ganador, $ 250.000; segundo puesto $ 150.000, y tercero $ 100.000. Plazo: 12 de febrero. Calle 38 No. 6-51, Palmira.

Publicación

eltiempo.com

Sección

Otros

Fecha de publicación

24 de enero de 1993

En el 2011 circuló en las redes sociales una biografía de Salomón Borrasca, que fue publicado en el blog de Escritores Anónimos, allí se afirma que es de Haití y que es de género femenino, al parecer esa nota es falsa y fue sacada por la O.N.G. Poetas del Mundo, para promover un encuentro de poetas en Chile, en conclusión queda enredada su nacionalidad.

domingo, 30 de enero de 2011

Salomón Borrasca, Biografía

Salomón Borrasca, nacida en Haití en 1942 y autora de los libros "Lo que Cantó el Verano", "Camino de Espinas", "Mi Erotismo", "Mis Mejores Poemas" e "Historias Eróticas de Salomón Borrasca", hará su primera aparición en público en Chile en el PRIMER ENCUENTRO DE POETAS DEL MUNDO "CAMINO AL SUR"., evento a realizarse del 19 al 28 de febrero de 2011.Salomón Borrasca, quien adoptó un seudónimo masculino en 1965, decidió dejarse ver para acabar con las especulaciones que es un hombre.

Publicado por escritores anonimos en 01:23

Etiquetas: Biografía, Salomón Borrasca

Qué tiene Salomón Borrasca qué está despertando el interés por su vida, ni Safo de Lesbos, ni Sor Juana Inés de la Cruz, ni una feminista del talante de Gabriela Mistral se arriesgó tanto como Borrasca, ella lo apostó todo y lo sacrificó todo, incluyendo el derecho al buen nombre, para mostrar la poética lésbica más osada que se conoce, va directamente a la desnudez, al coito, su erotismo es casi desesperado. Veamos algunos de sus poemas:

CUANDO TE PONGO UN SENO/

Salomón Borrasca

Cuando le haces poses al espejo

con tu pequeña minifalda roja

me le acerco y tú te sonrojas

porque te pongo en la boca un seno.

No te me asustes es tan solo un juego

me unté en los labios brillo escarlata.

deja que caiga tu hermoso pelo

sobre la parte que suplica tu agua.

Quita mis pantis porque ya me mojo

este es el néctar que botó la rosa

y en este juego de las mariposas

yo hago las veces de esposo y esposa.

VAGINAVAGINAS ARDIENTES

/ Salomón Borrasca

Necesito de ti porque despiertas

el volcán que en mi piel había dormido

porque clavas tu lengua con violencia

como un huracán enfurecido.

Necesito de ti porque eres bella

porque ríes cuando es ruda mi suerte

por tu lengua delgada que es muy diestra

por tus dedos sedosos tan ardientes.

Necesito de ti loba salvaje

de tu modo de amar tan primitivo,

necesito de ti como el paisaje

necesita de el viento y el rocío.

SALOMÓN BORRASCA

En Wikipedia la única información que encontramos es la siguiente nota en Cultura lesbiana : "Salomón Borrasca" pseudónimo de, al parecer una escritora que jamás reveló su verdadero nombre, y publicó con nombre de varón para justificar su pasión.

Autor:

Liliana González B.

Centro Literario Literatura Diversa



Leer más: http://www.monografias.com/trabajos96/salomon-borrasca-ficcion-y-realidad-poesia-lesbiana/salomon-borrasca-ficcion-y-realidad-poesia-lesbiana.shtml#ixzz3atueQTKV


lunes, 27 de agosto de 2012

ESTRELLAS DE COLOMBIA COLOMBIANOS DEL MUNDO Alci Acosta Óscar Agudelo Sofía Álvarez Joe Arroyo Mateo Blanco Elio Boom Miguel Bosé Naty Botero Pipe Bueno Andrés Cabas Ulises Caloz Camilo Echeverri Carolina Márquez Joe Carvajal Jason Castro Andrés Cepeda Marcelo Cezán Wilson Choperena Claudia de Colombia Dann Visbal Matilde Díaz Jurgis Didžiulis Jiggy Drama Andrea Echeverri Fausto (cantautor) Fonseca (cantante) Esther Forero Carolina Gaitán Galy Galiano Lidio García Turbay José Gaviria Aura Cristina Geithner Óscar Golden Darío Gómez Alfredo Gutiérrez Ivonne Guzmá J Balvin Juan David Agudelo Jorge Enrique Abello Carolina Acevedo Juana Acosta Valentina Acosta Alejandra Pinzón Alina Lozano Marcela Álvarez Ana María Estupiñán Marcela Angarita Julián Arango Luis Eduardo Arango Luis Fernando Ardila Catalina Aristizábal Alejandra Azcárate Carlos Barbosa Romero Paula Barreto Salvo Basile Sandra Beltrán Carlos Benjumea Natalia Betancurt Angélica Blandon Rosemary Bohórquez Martha Isabel Bolaños Alejandra Borrero Maria Cecilia Botero Adriana Bottina Michel Brown Victor Hugo Cabrera Diego Cadavid Cristina Camargo Constanza Camelo Adriana Campos Jorge Cao Manolo Cardona Carlos de la Fuente (Actor) Carmenza González Carolina Ramírez Marcela Carvajal Hernando Casanova Patricia Castañeda Margalida Castro Angie Cepeda Marcelo Cezán Sara Corrales Fernando Corredor Tiberio Cruz Daniel Arenas Daniel Arenas (actor) Daniela Tapia María Eugenia Dávila Myriam De Lourdes Róbinson Díaz María Elena Döehring Ana Lucía Domínguez Valerie Domínguez Mario Duarte Constanza Duque Ximena Duque Guy Ecker Ernesto Benjumea Katherine Escobar Juan Pablo Espinosa Virna Flores Gary Forero Margarita Rosa de Francisco Carolina Gaitán Juliana Galvis Juan Pablo Gamboa Danna García Laura García Harry Geithner Julián Gil Carla Giraldo Estefanía Godoy Rafael Ignacio Gómez Carolina Gómez Javier Gómez (actor) Stefanía Gómez Victoria Góngora Miguel González (actor) Claudia Liliana González Manuela González Fernando González Pacheco Otto Greiffestein Amparo Grisales Delfina Guido Teresa Gutiérrez Judy Henríquez Sandra Hernández Mary Herrera Ortiz Jorge Herrera (actor) Julio César Herrera Didier van der Hove Diana Hoyos Carlos Hurtado (actor) Cristina Hurtado Indhira Serrano Isabel Cristina Estrada Carolina Jaramillo Juan Carlos Messier Juan Sebastián Caicedo Juan Sebastián Quintero Julio Medina (actor) Ana María Kamper Natasha Klauss Ismael La Rosa Zharick León Kristina Lilley Lina Tejeiro Pierangeli Llinas Catalina Londoño Mónica Lopera Andrea López Luz Stella Luengas Consuelo Luzardo Maguso Marcela Mar Marcela Benjumea Marilyn Patiño Martina García Flora Martínez María José Martínez Turrini Sebastián Martínez (actor) Mauro Urquijo Andrés Mercado Lorena Meritano Luis Mesa Mijail Mulkay Mimi Morales Andrea Montenegro César Mora Marlon Moreno Margarita Muñoz Norma Nivia Andrea Nocetti Rafael Novoa Ana María Orozco Verónica Orozco Margarita Ortega Andrés Parra Patricia Ércole Lorna Paz Laura Perico Gregorio Pernía Paula Peña Esmeralda Pinzón María Adelaida Puerta Juan Pablo Raba Rafael Henríquez Rafael Manrique Natalia Ramírez Raquel Ércole Valentina Rendón Juliana Restrepo Paola Rey Adriana Ricardo Maritza Rodríguez Óscar Mauricio Rodríguez Julián Román Bernardo Romero Pereiro Adriana Romero Henríquez Carolina Sabino Kathy Sáenz Juan Diego Sánchez Alejandra Sandoval Jery Sandoval Valeria Santa Santiago Alarcón Shirley Gómez Juan Pablo Shuk Catherine Siachoque Silvia de Dios Fernando Solórzano Gabriela Sánchez Andrés Toro John Alex Toro Susana Torres Diego Trujillo Paola Turbay Cristina Umaña Rafael Uribe Ochoa Mónica Uribe Élmer Valenzuela Virginia Vallejo Miguel Varoni Lucas Velázquez Katherine Vélez Ricardo Vélez Sofía Vergara Vicky Hernández Beto Villa Jr Carmen Villalobos Víctor Mallarino Yaneth Waldman María Fernanda Yépez Géraldine Zivic Ángela Vergara Jesús Manuel Estrada Jhonblack Usuario:Joalcanta Joseph Manson Juanes Julio César Meza Julio Nava (músico) Álvaro Lemmon Leonor González Mina Logan El Patriarca Juan Ricardo Lozano Lucho Argain Ricardo Maestre Marbelle Marre Nicolás Mayorca Edulfamid Molina Díaz Humberto Monroy Cynthia Montaño Isa Mosquera Nana Angarita Rafael Orozco Maestre Verónica Orozco John Paul Ospina Nelson Pinedo María Luisa Piraquive Luz Marina Posada Luis Ramírez Saldarriaga Valentina Rendón Antonio Rivas Padilla Jhonny Rivera Salvo Ruiz Carolina Sabino Jimmy Salcedo Juan Diego Sánchez Andrés Sandoval Jery Sandoval René Segura Soraya (cantautora) Henrik Takkenberg Mónica Uribe Helenita Vargas Carlos Vieco Jorge Villamizar Charlie Zaa Juan David Agudelo Catalina Acosta Juana Acosta Alejandra Pinzón Daniella Álvarez Marcela Álvarez Ana Katalina Torres Ana Lucía Domínguez Ana Torres Anastasia Acosta Marcela Angarita Adriana Arboleda Catalina Aristizábal Belky Arizala Alejandra Azcárate Claudia Bahamón Sandra Beltrán Paula Betancourt Paula Andrea Betancourt Cristina Camargo Carina Cruz Carolina Guerra Mabel Cartagena Alejandra Castillo Jessica Cediel Ximena Córdoba Carolina Cruz Daniel Arenas Daniel Arenas (actor) Diana Mina María Cristina Díaz-Granados Valerie Domínguez Katherine Escobar María Lucía Fernández Mónica Fonseca Gabriella Ferrari Juliana Galvis Carla Giraldo Diana Golden Carolina Gómez Lizeth González David Henao Cristina Hurtado Jeymmy Paola Vargas Gómez Jéssica Sanjuán Kathy Eusse Laura Cantillo Marilyn Patiño María José Martínez Turrini Lina Marulanda Vanessa Mendoza Andrés Mercado Lina Mosquera Natalia Navarro Galvis Andrea Nocetti Rafael Novoa Natalia París Gaviria Paulina Gálvez Pedro Palacio Rafael Henríquez Rafael Manrique Melina Ramírez María Alejandra Restrepo Andrea Rincón Catalina Robayo Eileen Roca Carolina Rodríguez Ferrero Maritza Rodríguez Michelle Rouillard Estrada Pilar Ruiz Carolina Sabino Juan Diego Sánchez Jery Sandoval Andrea Serna Siad Char Liz Solari María Rocío Stevenson Gabriela Sánchez Adriana Tarud Durán Adriana Tono Paola Turbay Melissa Varón Sofía Vergara María Fernanda Yépez Zulma Rey Héctor Abad Faciolince Arturo Abella Rodríguez Soledad Acosta de Samper Alfonso Villegas Restrepo Alfredo Molano Bravo Yamid Amat Manuel Ancízar Antonio Ibáñez (Colombia) Aníbal Gaviria Adriana Arango Gustavo Arboleda Restrepo Ismael Enrique Arciniegas Juan Carlos Arciniegas Milcíades Arévalo Darío Arizmendi Gilberto Alzate Avendaño Félix de Bedout Manolo Bellon Raúl Benoit Maria Cecilia Botero Eduardo Caballero Calderón Antonio Caballero Carlos R. Cabrera Hernando Calvo Ospina Arturo Camacho Ramírez Salvador Camacho Roldán Fidel Cano Correa Guillermo Cano Isaza Carlos Enrique Sierra Mejía Carlos Gustavo Álvarez Guzmán Carlos Patiño Millán Eduardo Carranza Luis Carvajal Basto Eduardo Castillo Hernán Castrillón Restrepo Germán Castro Caycedo Juan Gustavo Cobo Borda Daniel Coronell Natalia Cruz Darío Ruiz Gómez Vicky Dávila Chelo De Castro Manuel del Socorro Rodríguez Estela Durán María Jimena Duzán Rogelio Echavarría Hernán Echavarría Olózoga Eduardo Camargo María Lucía Fernández Fernando Quiroz (escritor) Fidel Cano Gutiérrez Fernando Garavito Gabriel García Márquez Daniel García-Peña Jaime Garzón Gloria Pachón Pablo Gómez Barrios Fernando Gómez Martínez Ramón Gómez Portillo Florentino González Pedro González (humorista) Abel González Chávez Juan Gossaín Juan Carlos Guardela José Enrique Guarnizo Claudia Gurisatti Héctor Rojas Herazo Usuario discusión:Pemontelo Hernan Peña Patiño Óscar Hernández Monsalve Andrés Hurtado García 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Palacio Manuel Rodríguez Torices Gloria Rodríguez Mulloy Campo Elías Romero Fuenmayor Rosa María Corcho Evelio Rosero María Isabel Rueda Álvaro Ruiz Hernández Alberto Salcedo Ramos José María Samper Daniel Samper Ospina Daniel Samper Pizano Julio Sánchez Cristo David Sánchez Juliao Soledad Rico Sanín Adolfo Sanjuanello Juan Manuel Santos Francisco Santos Calderón Luis Fernando Santos Jaime Sanín Echeverry Darío Silva Silva María Rocío Stevenson Gustavo Tatis Guerra Hernando Téllez Manuel Teodoro José María Torres Caicedo Diana Turbay Ricardo Uribe Escobar Rafael Uribe Uribe Germán Uribe El indio Uribe María Cristina Uribe Ofelia Uribe Gloria Valencia de Castaño Guillermo León Valencia Laura Victoria Valencia Virginia Vallejo Adriana Vargas Jorge Alfredo Vargas Pedro Fermín de Vargas Juan Ignacio Velásquez Luis Carlos Vélez José María Vergara y Vergara Maruja Vieira Dahyana Villota Vladdo Inés María Zabaraín Francisco Antonio Zea Felipe Zuleta Lleras Javier Hernández Bonett Iván Mejía 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Arboleda Niver Arboleda William Arboleda Libis Arenas César Augusto Arias Diego Arias Jorge Enrique Arias Luis Carlos Arias Santiago Arias Franco Arizala Mauricio Arquez Yair Arrechea Yovanny Arrechea Hugo Arrieta Mauricio Arroyo Carlos Fernando Asprilla Jimmy Asprilla Luis Asprilla Néstor Asprilla Raúl Asprilla Yuber Asprilla Camilo Ayala Juan Baena Angelo Balanta Paulo César Arango Julián Balanta Óscar Iván Balanta Orlando Ballesteros Luis Eduardo Baquero Carlos Barahona Julián Barahona Julián Barragán Stephen Barrientos Jesús Barrios Álvaro José Barros Juan Barros Jorge Luis Barón Diego Armando Basto Juan Ricardo Bazán Elson Becerra Carlos Bejarano Bréiner Belalcázar Felipe Benalcázar Edward Benavides Kevin Benítez Fulgencio Berdugo Alejandro Bernal Guillermo Berrío Orlando Berrío Arley Betancourth Debray Blanco Elkin Blanco Jean Carlos Blanco Eduardo Blandón Daniel Bocanegra Jorge Iván Bocanegra Jonathan Boiga Williams Buenaños Breyner Bonilla Cristhian Bonilla Alejandro Botero Alejandro Brand Daniel Briceño Daniel Bridge José Luis Bueno Anderson Burbano Faider Burbano Hernán Darío Burbano Andrés Felipe Burgos Jaime Bustamante Darío Alberto Bustos James Cabezas Juan David Cabezas Luis Carlos Cabezas Norman Cabrera Andrés Cadavid Germán Caicedo Jhojan Caicedo Jhon Caicedo Juan Fernando Caicedo Julio Caicedo Luis Antonio Calderón Miguel Calero Elkin Calle Javier Calle Ricardo Calle Misael Camargo Roller Cambindo Mike Campaz Camilo Campo Yovanny Campo Julián Campos Marco Canchila Yerson Candelo Jhon Alex Cano Jhony Cano Roger Cañas Alfonso Cañón Julián Carabalí Luis Carabalí Carlos Carbonero Fernando Cárdenas Sherman Cárdenas David Cardona Edwin Cardona Fabián Cardona Jaiber Cardona Luis Cardoza Carlos Mario Arboleda Wilson Carpintero Armando Carrillo Eduardo Luis Carrillo Erwin Carrillo Édgar Carvajal Andrés Casañas Mauricio Casierra Luis Cassiani Daniel Alejandro Castaño Leandro Castellanos Carlos Castillo Ortiz Fabián Castillo John Jairo Castillo Óscar Miguel Castillo Rafael Arlex Castillo Víctor Castillo Carlos Alberto Castro Fernando Castro Lozada James Castro Leonardo Castro Ponciano Castro Daniel Cataño Camilo Ceballos Carlos Ceballos Hernán Céspedes Deiner Cetré Yeison Chacón Mauricio Chalar Emerson Chamorro Diego Chará Edison Chará Luis Felipe Chará John Charria Ricardo Chará Yimmi Chará Juan Camilo Chaverra Carlos Chávez Ospina Diego Chica Andrés Chitiva Ricardo Ciciliano Alex Comas Wilman Conde Wilman Conde, Jr. Edwin Congo Jonathan Copete Nelson Coral Danilson Córdoba David Córdoba Deiner Córdoba Flavio Córdoba Francisco Córdoba Franklín Córdoba Hernán Córdoba Jaime Córdoba John Córdoba Iván Arturo Corredor Nilson Cortés Roberto Carlos Cortés Efraín Cortés Víctor Cortés Wilberto Cosme Cristian Borja Cristian Correa Cristian Lasso Daniel Cruz José Fernando Cuadrado Fabián Cuéllar Gustavo Cuéllar Hilario Cuenú Jefferson Cuero José Cuero José Luis Cuero Wilson Cuero Cerveleon Cuesta Delgado Yamith Cuesta Daniel Giraldo Daniel Ojeda 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Alexander Mejía Jonathan Mejía César Mena Daley Mena Jefferson Mena Luis Hernando Mena Luis Enrique Mena Yessi Mena Wilson Mena Oscar Iván Méndez John Stiven Mendoza Mauricio Mendoza Germán Mera Feiver Mercado Julián Mesa Félix Micolta Miguel Julio Donald Millán Leonardo Mina Polo Mauricio Mina Mauricio Molina Fernando Monroy Davinson Monsalve Charles Monsalvo Miguel Montaño Cristian Alexis Montaño Castillo John Jairo Montaño Víctor Hugo Montaño Fabián Morales Harrison Morales Wilson Morelo Didier Moreno Diego Fernando Moreno Erik Moreno José Alcides Moreno Juan David Moreno Leonardo Fabio Moreno Jaime Morón Bonner Mosquera Hanyer Mosquera John Jairo Mosquera Jhonatan Mosquera Jonny Mosquera Juan Carlos Mosquera Juan Carlos Mosquera Pérez Julián Mosquera Luis Hernán Mosquera Luis Alexander Mosquera Edwin Móvil José Luis Moya Carlos Múnera Eder Muniver Didier Muñoz Luis Muriel Aldair Murillo Arlinton Murillo Hilton Murillo Jeison Murillo Juan Daniel Murillo Óscar Murillo León Darío Muñoz Mario Muñoz Eder Márquez Vargas Fredy Márquinez Oscar Móvil José Nájera Juan José Narváez Luis Narváez Edson Navarro Rafael Enrique Navarro Cristian Nazarit Marlon Negrete Martínez Armando Nieves Alejandro Niño Félix Noguera Walter Noriega Diego Novoa Sergio Iván Novoa Juan Gilberto Núñez Luis Alberto Núñez Jámison Olave Weimar Olivares Devis Oliveros Andrés Orozco Luis Fernando Orozco Norvey Orozco Pedro Ortega Silvera Michael Ortega Carlos Alberto Ortiz Juan Esteban Ortiz Julio César Ortiz Willington Ortiz Humberto Osorio Botello Orlando Osorio Luciano Ospina Santander Ospina Harrison Otálvaro Sergio Otálvaro Alejandro Otero (futbolista) Frankie Oviedo Frank Pacheco Manuel Pacheco Pablo Pachón Alfredo Padilla Luis Páez John Jairo Pai John Pajoy Lionard Pajoy Carlos Alberto Palacio Hayder Palacio Dager Palacios Harnol Palacios Henry Palacios John Jairo Palacios Yedinson Palacios Edinson Palomino Felipe Pardo Wilmer Parra Óscar Passo Hernando Patiño Jairo Patiño Milton Patiño Luis Payares Andrés Peláez Tardelis Peña Carlos Peralta Diego Peralta Wálter Perazzo Brayan Perea Luis Alberto Perea Juan Carlos Pereira Camilo Pérez Carlos Pérez (futbolista colombiano) Dayron Pérez Rafael Enrique Pérez Ricardo Pérez Tamayo Sebastián Pérez Elvis Perlaza Jorge Perlaza Hernán Pertúz Roberto Peñaloza Marlon Piedrahita Juan Pablo Pino Pedro Pino Cristian Pinzón Edinson Pinzón Rubén Pitre Célimo Polo Pedro Portocarrero (futbolista) Carlos Preciado Pablo Quandt Danny Quendambú Rubiel Quintana Carlos Darwin Quintero Juan Carlos Quintero Juan Fernando Quintero Héctor Quiñones Josimar Quiñónez Jeison Quiñónez Michael Rada Joe Luis Raguá Jair Rambal Andrés Camilo Ramirez Héctor Fabián Ramírez Juan Pablo Ramírez Rolando Ramírez Yhonny Ramírez Edgar Ramos Frey Ramos Jamell Ramos Jorge Luis Ramos Óscar Ramos Aldo Leão Ramírez Carlos Andrés Ramírez Juan Fernando Rebolledo Harold Reina Javier Reina Sergio Reina Reinel Herrera Jair Reinoso Carlos Rendón Kévin Rendón Jámerson Rentería 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sábado, 25 de agosto de 2012

NUEVA POESÍA ESPAÑOLA Por Julia Barella En 1970 se publica la polémica y caprichosa antología de Nueve novísimos poetas españoles, que incluía a Pedro Gimferrer, Leopoldo María Panero, José María Alvarez, Guillermo Carnero, Manuel Vázquez Montalbán, Antonio Martínez Sarrión, Félix de Azúa, Vicente Molina Foix y Ana María Moix. En las antologías que siguieron a ésta se irían añadiendo otros nombres: Antonio Colinas, José Miguel Ullán, Jenaro Talens, Luis Alberto de Cuenca, Jaime Siles, Justo Jorge Padrón, Luis Antonio de Villena, Miguel D’Ors, José Luis García Martín y Abelardo Linares. Esta es la primera generación de poetas nacidos después de la guerra civil, que comienzan a escribir en una „sociedad de consumo“, que mantenía una estrecha formación católica tradicional, donde los niños se evadían a través de la lectura de tebeos, a la espera de quedar deslumbrados frente al cine americano, las primeras televisiones y los discos de jazz y pop-rock. En 1970 la antología Nueve novísimos se presentaba a la sociedad española desafiando, rompiendo barreras y esgrimiendo nuevos estilos de escritura. En el prólogo José María Castellet decía claramente que su intención había sido manifestar la existencia de un nuevo tipo de poesía cuya tentativa era, precisamente, la de oponerse -o ignorar- a la poesía anterior. Por eso, los poetas allí presentados, reivindicarían todo lo que durante las útimas décadas se había rechazado: el decadentismo, el esteticismo, el lujoso léxico modernista, el estilo de la vanguardia, el malditismo... Sin duda, la propuesta novísima regeneró el ambiente literario español, trazó caminos y posibilidades, enseñó a escribir y a leer a muchos jóvenes poetas, a enfocar el acto de creación de forma distinta. Nueve novísimos sirvieron de ayuda y de estímulo a muchos jóvenes que entonces empezaban. En las declaraciones que hacían, siempre polémicas, rebeldes, escépticas y distantes con respecto a la cultura española del momento, se mostraban muy interesados por la literatura de otros países. Defendían el individualismo y el irracionalismo, la modernidad, se sentían cercanos a las vanguardias, al surrealismo, a los escritores malditos y a los decadentes, amigos de celebrar a poetas de segunda fila, o a aquellos que sí habían sido relegados en la inmediata posguerra española. Les gustaba incorporar a sus poemas objetos de gusto kitsch o camp, un léxico suntuoso o muy tecnicista y referencias al cine, a la música y los cómics. Fascinados por la cultura francesa y anglosajona, se alejaban conscientemente de la realidad española que les rodeaba, haciendo que sus poemas dieran cabida, en largas enumeraciones, a referencias, glosas y citas en varios idiomas de pintores, directores y actores de cine y escritores de medio mundo. Las referencias culturales se acumulaban en los poemas indigestando la lectura, epatando al lector y alejando, en suma, al escaso público que se acercaba a la poesía de la época. Veremos a poetas, importantes hoy y muy jóvenes entonces, alardeando de culturalismo y de contracultura al mismo tiempo; incluso los más culturalistas eran los que ofrecían las respuestas más contraculturales. Se trataba de crear una nueva realidad a través del poema, con sus citas, los silencios retóricos, los exotismos geográficos, los irracionalismos y las enumeraciones caóticas; se rendía culto a la palabra y lo de menos era el sentimiento del poeta, su más íntima visión del mundo, su interioridad. Al final, la identidad del poeta se perdía, se fragmentaba en la propia creación. Como decía Gimferrer: „No sabemos quién narra porque no sabemos quiénes somos... El narrador -eje firme e invariable del relato decimonónico- pierde espesor y consistencia, cede a la inseguridad y a las zonas de sombra..." (Radicalidades, Barcelona, 1978, p. 85). También Luis Alberto de Cuenca en la nota que precedía a su libro Scholia (Barcelona, 1978) indicaba: „glosar es hoy la única actividad creativa -en lo literario- que me parece honesta y divertida. La tan buscada originalidad es una fábula sin el menor sentido, torpe y vulgar“. Poco después, en una interesante semblanza sobre su generación, él mismo decía: „No nos apetecía escribir nada que no tuviera unos orígenes cultuales, librescos. La vivencia (esa horrible palabra) sólo venía después, a impedir que el plagio fuese perfecto“ (Poesía, nº 5-6 (1979-1980), pp. 245-251).La crítica más conservadora acostumbrada a la estética realista y a la poesía de preocupación social, donde ésta se consideraba „un arma cargada de futuro“, de lenguaje sencillo, sin culturalismo y carente de imágenes surrealistas, reaccionó con sorpresa y algunos con las espadas en alto arremetieron contra la difícil poesía de unos jóvenes esteticistas que incluían en largas enumeraciones referencias a unos mundos culturales que ellos desconocían. La revista Insula (n° 288, 1970) publicaba un artículo de José Olivio Jiménez, „Nueva poesía española 60-70“, en el que, después de caracterizar de esteticista a la nueva generación, frente al eticismo de la anterior, terminaba diciendo que la antología era „un episodio más de la juerga intelectual barcelonesa“. En el número 51 de la revista Reseña en 1972, Jiménez Martos hacía un „Panorama del año poético“ y lanzaba una punzante alusión a los jóvenes Novísimos: „El cernudismo, un tanto atenuado (cernudismo blanco), así como la enseñanza de Pound y de su discípulo Eliot, junto con exquisiteces voluntariamente decadentistas, acaparan la orientación de algunos muy jóvenes poetas que, según se ha dicho y repetido quieren sustituir, han sustituido, la berza por el sándalo“. Pero hubo críticos que apoyaron la nueva estética que se defendía en Nueve novísimos. En la sección „Artes y Letras“ del diario Informaciones (12 de febrero de 1970), Carlos Bousoño escribía un artículo, titulado significativamente „Hoy ya no puede hacerse poesía social“, en el que defendía „la tendencia hacia la sorpresa y la irrealidad“ que caracterizaba la nueva poesía. El 14 de mayo, en el mismo periódico, Rafael Conte hablaba ya de la escuela veneciana, „desenfadada, brillante, escéptica y esteticista“, como de la encargada de „remover y conmover el pacífico y hermoso lago de la poesía española“ (nunca he sabido a qué hermoso lago se refería Conte). No todo lo que ofrecían los Nueve Novísimos era novedad. La poesía lírica de nuestros días se ha caracterizado por un indagar constantemente en sí misma, en el acto de creación y en el lenguaje, por la meditación sobre el quehacer poético y sobre la escritura en general. La generación de poetas que precedió a los Novísimos ya había establecido las pautas de esta meditación. José Angel Valente, Jaime Gil de Biedma, Claudio Rodríguez, Angel González y Francisco Brines habían luchado por liberarse del compromiso ideológico, que tanto había mediatizado la poesía social, y se habían cobijado en la concepción de la poesía como medio de conocimiento de la realidad. En un principio los jóvenes Novísimos se apartaron de toda la poesía española que les precedía y podía identificarse con la poesía social y con el realismo. Pero con el tiempo, muchos de ellos cambiarían de actitud, empezando a reconocer los méritos de sus inmediatos antecesores. Tras los Nueve Novísimos podemos simplificar el panorama poético español en una serie de grupos, de tendencias estéticas, que han venido conviviendo desde los años 70 a los 90. Todas ellas heredan, a mi entender, gran parte de los temas y del estilo que se inauguraba a finales de los 60 en la poesía española, sólo a finales de los 80 se puede hablar de una tendencia estética con planteamientos distintos, que, además, será la que condicione la evolución de la poesía de los 90, invadiendo con éxito el mercado editorial y acaparando los premios. Esta es la que parece presentar cambios significativos con respecto a Nueve Novísimos y, por eso, me detendré más en ella. La primera tendencia será la de los continuadores de la estética novísima, que ya en los 80 comienza su declive, y que afecta en especial a los que más defienden el decadentismo y el culturalismo. Serán los llamados posnovísimos de Luis Antonio de Villena. Sus temas versarán en torno a la juventud perdida, al cuerpo, la homosexualidad, el Mediterráneo como espacio de aventura y placer, el tono jubiloso o elegíaco para sus poemas, y los maestros Cavafis, Cernuda, Gil-Albert y Brines. La segunda tendencia será la que denominamos poesía de la reflexión, también llamada de la „poética del silencio“, cuyos poetas, bajo el magisterio de Paul Celan, María Zambrano y José Angel Valente se plantean la creación partiendo del axioma de que la experiencia poética es, como la mística, inefable, y la palabra un torpe instrumento, una imprescindible imperfección del silencio. Así para Jaime Siles o Andrés Sánchez Robayna, el poema se convierte en lugar para la reflexión sobre la creación poética, la metapoesía y la abstracción. La tercera tendencia viene a recuperar la tradición simbolista y surrealista, en algunos poetas confluye con los planteamientos de la poesía del silencio, y sigue, como las anteriores, muy ligada a la estética de la antología Nueve novísimos. Representativos de lo dicho serían algunos de los últimos libros de Pere Gimferrer, Jorge Urrutia, César Antonio Molina, Blanca Andreu, Ana Rosetti, Almudena Guzmán, Juan Carlos Suñen y Juan Carlos Mestre. La cuarta y última tendencia poética es la que más se diferencia del discurso poético de los 60 y 70. A finales de los 80 se utiliza el término „poesía de la experiencia“ para denominar, en un principio, un estilo poético que tímidamente se alejaba de la estética novísima. Con el tiempo, ya finales de los 90, resultaría confuso y ambiguo seguir utilizando esta denominación (¿qué poesía no parte de la experiencia?) para la poesía de Diego Jesús Jiménez, Luis Alberto de Cuenca, Luis García Montero, Julio Martínez Mesanza o Juan Cobos. El término procede del libro de Robert Langbaum, The Poetry of Experience, dedicado a estudiar el monólogo dramático en la lírica inglesa. Shirley Mangini nos resume este concepto: „El monólogo dramático es un proceso mediente el cual la experiencia que el poema revela está contada por un observador, hablante o personaje que no es necesariamente el poeta. El poeta se encarga de dotar a su personaje de las cualidades necesarias para hacer que el poema le suceda“ (J. Gil de Biedma, Madrid, Júcar, 1980, pp. 72-73). Aunque éste es un concepto muy interesante que nos sirve para aclarar cuestiones que se nos plantean en esta poesía, y que la hacen diferente de las tendencias novísimas y venecianas, nosotros preferimos hablar de poesía de los 80 o de poesía de los 90. Ya se ha señalado repetidamente como característica de los Novísimos la falta que había en su poesía de datos personales y autobiográficos, la pérdida de la identidad en el acto de la creación poética y su reflejo en los versos. En la poesía de los 80 el poeta, por el contrario, comienza a utilizar materiales de su experiencia personal, y lo hace bajo primera persona o la segunda, dándole a ésta el uso que Bousoño ha denominado „tú testaferro“; de ahí que el poema se llene de datos biográficos, unos estarán documentados en la biografía del propio poeta, otros se incluirán en el poema por una de las máscaras biográficas ficticias, de las que hablaré más adelante. Frente a la ausencia de datos personales en la poesía novísima de los 70, los poetas coinciden al presentarnos un yo poético protagonizando con orgullo sus poemas. Parece que han decidido contarnos sus experiencias o sus reflexiones, darnos datos de su biografía personal o crear biografías ficticias en cada poema. Además, en los versos se dan cita otros personajes que también aportan nuevos datos sobre el poeta, su entorno social, sus gustos. La primera gran diferencia, pues, que encontramos en los poetas de esta tendencia será el uso de la primera persona, la exhibición del yo poético, la investigación en los sentimientos, la vuelta a los „temas eternos“ y la tendencia a narrar desde esa primera persona los hechos cotidianos. Leyendo la poesía de Luis Alberto de Cuenca, Abelardo Linares, José Luis García Martín, Jon Juaristi, Miguel D’Ors y de los más jóvenes Luis García Montero, Felipe Benítez, Carlos Marzal, Pedro Casariego o Julio Martínez Mesanza, el lector percibe inmediatamente el profundo cambio en la relación del lector con el autor. El poeta fomenta una comunicación directa, busca la complicidad con el lector, trata de recuperarlo para la poesía, acercarse a él. Es decir, se trata de una poesía de alto contenido vital, donde el poeta atiende especialmente a su vida personal, donde cuenta lo que le pasa y dónde le pasa, no versando sobre sí mismo, sino más bien narrando pasajes, anécdotas de su vida y describiendo éstas, bien desde la primera persona, o la segunda, muchas veces sustituida por una máscara de sí mismo, o la evocación de un personaje histórico o de ficción. Hay que tener en cuenta, que el uso de un personaje en el monólogo dramático del que hablamos, de un personaje distinto del autor, no es contradictorio con su carácter autobiográfico: se puede tratar de una máscara que resalta mejor ciertas facetas del autor (García Posada habla de la „ficcionalización del yo“ en La nueva poesía (1975-1992), Barcelona, Crítica, 1996). La crítica (Enrique Molina Campos, Miguel García Posada, Jaime Siles, Miguel D´Ors, García Martín...) ha señalado otras características para esta poesía que citamos a continuación: 1) La relectura de la tradición cultural española: con especial atención a la generación de Angel González, Francisco Brines, Jaime Gil de Biedma, José Angel Valente. 2) La vuelta a los metros clásicos y a la rima. 3) La readaptación de la épica. Epicidad que se apoya en la fuerte presencia de elementos individualistas. 4) La introducción del humor, la ironía, la parodia. Y 5) La elección del espacio urbano y la temática urbana como fuentes de inspiración, como marco y como escenografía apropiada al desarrollo del acontecimiento poético. Vamos a detenernos en esta última característica, pues me parece uno de los hallazgos más interesantes. En los 80 y los 90 se produce un profundo cambio en la concepción de la realidad y del poema como representación de esa realidad, en la configuración de los escenarios poéticos y en el papel que se concede el poeta, a sí mismo, en esos escenarios. Estamos viendo a través de los versos que los poetas mantienen una actitud cordial hacia la vida en general y que parecen abandonar las posturas rebeldes, traumáticas, distanciadoras y fetichistas de algunos novísimos. Los poetas quieren enlazar con la vida actual, entrar en la modernidad, sin que ello tenga ya que ver con actitudes contestatarias o vanguardistas. Vemos, además, un interés por relacionarse con la tradición cultural en la que han nacido y vivido, y recuperar o, al menos, no evitar, la herencia de la tradición poética menos social de la generación del medio siglo. Gran parte del éxito de los Novísimos en los 70 se debió a la facilidad que tuvieron para crear una gran escenografía literaria, artística, con elementos del teatro y del cine, que estaba en la mente de muchos jóvenes españoles ya a finales de los 60. En su poesía había todo un despliege de luces y sonidos (recordemos el poema „Muerte en Venecia“ de Gimferrer o la casi totalidad de su libro La muerte en Beverly Hills, los poemas sobre „El Dorado“,“Cantando bajo la lluvia“ o „Belle de Jour“ de José María Alvarez; los de Peter Pan, Blancanieves o „La caza del Snark“ de Panero, los de la Babilonia de Nino y Semíramis o el „Amor y la muerte en Calímaco de Cirene“ en Luis Alberto de Cuenca etc.) Escenarios mágníficos, de estética barroca, veneciana, „hollywoodesca“, del modernismo, del simbolismo y los prerrafaelitas, del mundo del comic, del jazz o del pop; escenarios todos ellos llenos de sugerentes imágenes, pero que dejaban fuera al lector, convirtiéndolo en un espectador pasivo, que poco entendía, pero se dejaba fascinar, por tanta parafernalia y artificio. Esta será, a mi entender, una de las diferencias con la poesía que se está escribiendo en los últimos años. Mientras los novísimos no subían a los escenarios que ellos mismos habían creado, se mantenían distantes, espectadores, lejanos; los poetas en los 80 y los 90 especialmente, aunque mantienen muchos de esos escenarios (despojándoles de decadentismo, florituras y referencias culturales), se suben a ellos para participar, protagonizar, dirigir la representación. La diferencia estriba en que ahora el poeta, su „yo poético“, su ser en la ficción del poema, y los personajes por él creados, las máscaras, una y mil veces inventadas por la vida, viven en esos escenarios y, desde ahí, trasmiten a un lector cómplice e involucrado sus experiencias literarias, biográficas, reales o ficticias. La pasión será guía en el poema, pero sobre ella actuará la ironía, con sus sofisticadas técnicas de distanciamiento. Vemos con frecuencia que los poetas se desdoblan en distintos personajes, con distintas psicologías: son reyes, princesas, guerreros, policias, ligones, amas de casa aburridas, hombres deprimidos, arruinados, celosos y criminales. El poeta se desdobla, finge, o es él mismo, recuerda o inventa, y estos personajes llaman la atención del lector, consiguiendo su complicidad una vez más. El poeta o los personajes por él creado hablan al lector, desde esos escenarios, de sí mismos, de sus sentimientos, sus amores, sus miedos, de los celos, de la generosidad y de la vileza, de la fidelidad y de la cobardía. También se cuentan las anécdotas del día, o las de los amigos, incluso los versos llegan a discurrir sobre las características y los modos de comportamiento de su sociedad, llegando a la reflexión sobre su significado y extrayendo lecciones de vida; la autoironía neutralizará, como he dicho, el posible patetismo de la expresión excesivamente intimista. La escenografía, si es que se modifica, lo hace especialmente en los adornos. La ciudad se muestra en sus aspectos urbanos más duros, más sombríos, hiperrealistas o expresionistas; las calles, los bares, los parkings subterráneos y el hombre vagando, paseando, perdiéndose o divirtiéndose en su ciudad, desplegando por ella sus sentimientos, dejando volar sus ensoñaciones o dejándose arrastrar por sus visiones. Si el tratamiento del yo se volvía obsesivo, como dijimos, sólo se perderá en la ensoñación, durante el sueño, o en el espacio de la fantasía. Desaparece la imaginería surrealista o vanguardista de los 70, pero no la onírica. Se juega en ese espacio entre la vigilia y el sueño, la realidad y la fantasía, donde pueden incluirse todo tipo de elementos extraordinarios (marcianos, monstruos, cíclopes, caballeros medievales, fantasmas...) en una realidad aparentemente cotidiana. Y es que los datos pseudobiográficos que se incorporan al poema, las cosas que le suceden al yo poético, proceden de diferentes realidades, y nadie, ni el lector, ni el poeta harán distinciones entre ellas. Este aspecto, que suele olvidar la crítica, me ha llamado la atención, pues veo con frecuencia cómo algunos poetas de esta última generación tienden a crear espacios irreales, soñados o fantásticos a partir de la realidad cotidiana. Esto se manifiesta de distintas maneras: por un lado, habrá poemas donde esos nuevos mundos creados por el poema se consigan con la simple mitificación de la realidad cotidiana; por otro lado, los habrá como resultado de la desmitificación absoluta de esa misma realidad cotidiana. Así mismo, también encontraremos poemas fundados sobre anécdotas, hechos cotidianos o circunstancias culturales ocurridas en tiempos lejanos, situados en la antigüedad clásica, el mundo medieval, el romanticismo o los Años Veinte, pero el poeta se encargará siempre con habilidad de incorporalos a nuestro tiempo, jugando incluso con los anacronismos. Así que, cuando hablamos del tratamiento diferente de la realidad en la poesía de las dos últimas décadas, sea porque ésta sufre un proceso de mitificación de o desmitificación, es porque creemos que el poeta juega con una realidad que él mismo falsifica, pues la realidad tal cual, no parece ser vista poéticamente, no parece ser valorada ni estética ni éticamente. La falta de estructuración de esa realidad hace, pues, innecesarias las verdaderas experiencias, éstas no tienen que ocurrir para que surja el poema. La realidad se falsea previamente al acto de creación poética, el poeta elige desde la subjetividad el valor poético que quiere resaltar, lo mitifica o lo desmitifica, y al final el poema sólo presenta una pseudo realidad. Lo que se consigue es crear una atmósfera de irrealidad ante un lector espectador, cómplice. El lector queda atrapado entre los ambientes conocidos y la claridad de la narración; el hechizo se produce sin sobresaltos. (Podemos encontrar un cíclope en la Casa de Campo, tener una ameba con pseudópodos en nuestro bolsillo, hablar con un extraterrestre, o conocer a Ulises en una fiesta.) Estamos hablando de una poesía que busca temas inquietantes y turbadores en los que el poeta pueda dar rienda suelta a sus fantasías, hiperbolizando aquellos aspectos de la realidad cotidiana que le parezcan más atractivos, destacando los rasgos más humanos, bien para ridiculizarlos, bien para ensalzarlos, pero dejando siempre un espacio de ironía o de humor entre el poema y el lector. En cualquier caso, esas nuevas realidades de las que nos hablan los poemas se presentarán de manera ordenada e inteligible, nada deberá interrumpir la comunicación con el lector, pues se busca al lector, se le quiere hacer cómplice y partícipe del mundo inventado en el poema. La comunicación con el lector sigue siendo, como dijimos, uno de los objetivos primordiales, pues el poeta tiene la seguridad de que no es ningún demérito artístico el que un poema „se entienda“. En esta poesía se trata de recobrar las cosas cotidanas, los objetos y los seres queridos, procurando que no pierdan su ser real, aceptando su condición objetiva; por eso vemos cómo se revaloriza la importancia del lugar donde se vive, de la provincia, de la ciudad, la calle, los bares. Al poeta le gusta nombrar los lugares por los que pasa, aproximarlos al lector, para que éste participe de su historia, sea ésta una historia fingida o real. Parece, como señala Francismo Rico, que los poemas están ganando en „sustancia narrativa, cotidianidad, lenguaje coloquial, humor, en tanto las novelas crecen en intimidad, afectos, rumbos meditativos...“ (Francisco Rico, „De hoy para mañana: la literatura de la libertad“ El País, 9-10-1991, p. 4.). El esquema para producir el poema está conseguido, el éxito por el momento también, la realidad se impone una vez más en la literatura, la anécdota vivida o fingida es narrada poéticamente, con claridad y cuidado formal. Es la eterna anécdota que expresa y comunica al lector el dolor y la alegría cotidianas, y que funciona muy bién en el cine y en la novela contemporáneas, pero en poesía la narración de anécdotas no debe ahogar el poema, donde por encima de todo debe quedar libre el camino hacia la imaginación, las sugerencias y las emociones.

NUEVOS POETAS ARGENTINOS:FUETE LOS ANDES. En una Argentina sometida a crisis que no cesan, la literatura joven existe y palpita. Casi nadie lo sabe, casi nadie la lee, pero mientras tanto se escriben obras muy importantes, esencialmente originales. Con algunas excepciones, su estética elude el realismo decimonónico y prescinde de entonaciones trágicas, con ecos de escritores alejados de las poéticas del ’70, como Hebe Uhart o César Aira. Es difícil ser trágico en un entorno detenido y resignado, es difícil ser realista cuando se trata de contar un presente sin raíces en el que sin embargo el pasado acecha (ese pasado inimaginable, detrás de 1976) y la realidad huidiza, insegura, está suspendida en la nada."No, viejo, a mí no me joden. El mundo tiene veinte años", dice un personaje de Memoria Falsa, de Ignacio Apolo. Es la edad que tiene él. La novela es de 1996, el mundo nació en 1976. Lo de antes, imposible imaginarlo. Con otra edad, "Laurita de Apuba" es una ex militante que salió -mágica, como un espíritu- de su fortaleza, para encontrar en la ciudad al hijo de 20 años que le arrancaron. Ella tiene otra versión: "El mundo había desaparecido o yo me equivocaba, o había desaparecido yo del mundo".La narrativa que jóvenes escritores y escritoras están haciendo en la Argentina durante los últimos diez años se pregunta cosas así, pone en cuestión el estatuto elemental de la existencia. Incluso “La traducción”, de Pablo de Santis, o “Crímenes imperceptibles” de Guillermo Martínez, policiales deductivos (género de la "verdad" por excelencia), solucionan los asesinatos con una lengua fantástica, como De Santis, o con un sutil grado de incertidumbre, como Martínez, que aunque acumula con ritmo atrapante hecho sobre hecho, se contradice desplegando teorías sobre la inconsistencia de la verdad y de las cosas, o justifica este diálogo:“-Alguien que trepa desde atrás y lo ataca en la oscuridad... Parece la única posibilidad razonable. Pero no fue lo que vimos.-¿Usted se inclina por la hipótesis del fantasma? -dije.Para mi sorpresa, Seldom pareció considerar seriamente mi pregunta y afirmó lentamente, con una leve oscilación del mentón.-Sí, entre las dos prefiero por ahora la hipótesis del fantasma.” Sombras nada más.Sombras en pena que no logran enterrarse, pasiones derrotadas, lugares donde sólo quedan "los contornos, el polvo de los días y los muertos en torno a nosotros, como reclamos", como escribe Florencia Abatte en “El grito”. Herencias de un pasado que estos escritores no vivieron pero los marca, que aparece a veces explícitamente y muchas otras agazapado. El modo en que el pasado está presente no es casi nunca "políticamente correcto", el que "hay que tener". Como si esa carga siniestra presionara, amenazara, obstaculizara, culpara, como si no pudiera discutirse con ojos propios, generacionales, los saludables ojos insolentes de quienes no lo vivieron. Si la razón política no puede, el arte (la literatura) sí: el inconsciente de la creación, ese otro juego."Pero ella no sabía o no se acordó que las mellizas Hóberal u Hoberol (...) volvemos para hablar hasta después de muertas", advierte la voz fantasmal de “La asesina de Lady Di”, de Alejandro López Rey, cerrando un relato que logró a su modo lo que todavía no pudo hacer esta sociedad: confesó culpas, castigó, hizo justicia. Claro que él "a su modo" cambia todo: la asesina es una cholula loca por Ricky Martin, una víctima es Lady Di."Una de las formas que adopta la memoria es un género que, aunque reconoce raíces en nuestra tradición, trae también una novedad muy importante: es la narrativa de horror", opina una atenta lectora de los nuevos, la escritora Ana María Shua. Podría decirse que muchos escriben cuentos de fantasmas. A veces en sentido literal: aterradores como en “Marvin”, de Gustavo Nielsen, desopilantes como “La asesina de Lady Di”, mentales como Rata paseandera, de Patricia Suárez. Otras, son más metafóricos: mundos fantasmagóricos en “El calígrafo de Voltaire”, de De Santis, realidades indiscernibles o mediáticas en “Zaira y el profesor”, de Betina Keizman o “El bailarín de tango”, de Juan Terranova; jóvenes apáticos que parecen flotar en un mundo inaceptable mientras se observan entre sí con estupor y tedio, en “Hojas de la noche” o “Examen de Residencia”, de Eduardo Muslip; sometidos, atrapados en pesadillas absurdas donde el poder hace sus festines, en “El núcleo del disturbio”, de Samanta Schweblin o “El sueño del señor juez”, de Carlos Gamerro. Esta literatura sospecha de lo que existe, percibe la compañía de un mundo malogrado al que no se le pudo nunca dar sepultura. Reaparece la ausencia de algo entrañable u odiado pero que acompaña con el persistente reproche de los abandonados. Es la patria derrotada y abandonada en “Gaijin”, de Maximiliano Matayoshi, libro de un realismo extraño por su silencio sutil. O la patria lejana en “Perdida en el momento”, de Suárez, o el pasado que remuerde en “Aún”, de Mariano Dupont, donde acecha la culpa por un desaparecido. Los tonos son bajos, melancólicos, hasta jocosos, nunca urgidos o dramáticos. ¿Acaso hay alguna urgencia? "Hoy nadie protagoniza nada y parecería que esa vacancia se prolongará indefinidamente", comenta Eduardo Muslip pensando en los escritores de su generación. "Nuestra preocupación mayor es conservar la sensación de que lo que hacemos tiene sentido."El entorno quieto tiene no obstante una ventaja estética: la denuncia exasperada, la solemnidad, suenan huecas. "Ya no existen presiones ideológicas que lleven a encarar determinados temas. Nos hemos librado simultáneamente de dos tipos de censura: de la mordaza de la dictadura, pero también de la autocensura de las buenas intenciones", dice Shua. Esto da frutos: "variedad muy grande de poéticas y cierta libertad respecto de los géneros", registra en los nuevos el crítico y escritor Noé Jitrik.Por todo eso, con el horror y la culpa coexisten el humor y el juego; la combinación es extraña, negra, potente. Como los niños que se divierten imaginando cómo se destripan los muñecos de guerra, muchos relatos son a la vez atroces y divertidos. Un ejemplo es “Las islas”, de Carlos Gamerro, novela monumental que algunos levantan como estandarte generacional.En “Dos veces junio”, de Martín Kohan, mientras se festeja en las calles el Mundial del ’78, el poder discute en los sótanos si hay que robar el hijo de una parturienta o torturarlo para hacerla hablar. No hay diversión, por supuesto, en ese horror nada ficcional, inscripto brutalmente en nuestra memoria, pero sí juego. Un juego tan amargo que ya no es juego: "La formación argentina (con especial atención a la procedencia de sus integrantes): Fillol, River Plate; Olguín, San Lorenzo de Almagro...", recita el texto hasta el final, interrumpiendo serenamente su historia insoportable. Sigue y de pronto vuelve: "La formación argentina (con especial atención a las fechas de nacimiento de sus integrantes): Fillol, 21 de julio de 1950; Olguín, 17 de mayo de 1952,...". Después es la especial atención a la estatura, después al peso... Difícil no reír, difícil reír. Es difícil leer lo que nunca hubiera debido tener que escribirse. Una historia que ya pasó pero no pasó, de la que hay que hablar pero no hay cómo, de la que no se es responsable (Kohan tenía 12 años en 1978) pero se pagan sus precios, que no les pertenece pero les pesa, que paraliza pero exige actuar.Con rabia, Juan Terranova explora otra respuesta al mismo dilema: "¿Qué pasó, Marconi? ¿Por qué la Argentina se volvió un país de mierda?", pregunta estupefacto, con sus veintitantos años, el protagonista de “El caníbal”. Pregunta a quien corresponde, a la generación de sus padres, y con un escritor de ellos establecerá su diálogo caníbal: "Porque yo tenía ganas de comérmelo a Villegas. Tenía ganas de que nutriera mi cuerpo. Mi cuerpo, mi existencia, las páginas de todos aquellos libros que sin su sangre en mis venas, ni su carne en mi carne, no habría podido escribir. Porque Villegas y todos los forros de su generación (...) están adentro de nuestra historia, formando y condicionando nuestra manera de pensar y de actuar. Por eso sentí ganas de comérmelo a Villegas. Comérmelo sin ritual, por el puro placer de que no existiera, y por la necesidad de que persistiera en mí."Comerlo sin ritual y sin obediencia, comerse el plato del sórdido fracaso para digerirlo mal y vomitarlo en forma de otra cosa, de otra escritura, una que no atañe solamente al pasado argentino. Hay otras ausencias presentes, más realistas, en las miradas exiliadas, marcadas por la ajenidad, de Matayoshi, de Ana Kazumi Stahl (“Catástrofes naturales”, “Flores de un día”), de Andrea Rabih (“Cera negra”), quien explora con humor y tristeza -nunca con sentimentalismo- su radical diferencia de mujer en un mundo masculino. Y está la ausencia de lectores: escribir en una sociedad que no lee.Mal negocio.Casi nadie compra literatura argentina actual. ¿Por qué? Los jóvenes escritores acusan a las empresas editoriales: "Las personas compran lo que les venden y un lector se educa", dispara Matayoshi. Y Jitrik: "Las editoriales no hacen mayor esfuerzo por defender sus propios libros, no hay premios que no respondan a estructuras publicitarias, los suplementos culturales son pobres". Sin embargo una editora, Julia Saltzmann, de Alfaguara, contraataca: "La ausencia de lectores se debe a factores que me explico más como lectora que como editora. Yo misma antes leía narrativa argentina y ahora ya no tanto. Y sigo leyendo a escritores que nacieron bastante antes de los ’60. Desde fines de los ’60 hasta entrados los ’80 leí mucho a nuestros compatriotas (aquí Julia cita a narradores muy reconocidos). Y después... después seguí leyendo a los mismos, sumando a Fogwill y Uhart. De jóvenes, nada o casi nada. No recuerdo nada que me haya impactado realmente. Así que no me extraña que el mercado responda así".No todos están de acuerdo. Sin nombres, Jitrik habla de "gente de indudable talento". Fogwill, Vicente Battista, Elvio Gandolfo elogiaron a estos autores y otros, como Sergio Olguín o Claudio Zeiger. Pero eso no convoca público. "Las editoriales nos promocionan poco", lamenta Suárez. Las grandes casi no los publican, las pequeñas les cobran, o cobran subsidios y no invierten en promoción.Para Saltzmann la baja calidad condiciona: "Las empresas comerciales necesitan vender, o invierten en autores de mucho prestigio". Siempre necesitaron vender, precisa Shua, pero ahora hay que vender rápido: "Las editoriales argentinas fueron compradas por grandes grupos internacionales. El efecto es la concentración, internacionalización y la exigencia de rédito inmediato".¿Acaso no da plata el libro que se abre camino y gotea firme, lentamente? Para los sellos pequeños, sin duda: "Nuestros libros son de catálogo, perduran", dicen orgullosas Sandra Contreras y Adriana Astutti, críticas y editoras de Beatriz Viterbo. Como Simurg o Adriana Hidalgo, no soportan las presiones de una impersonal Casa Matriz. ¿Por qué se extinguieron las editoriales argentinas que nos hicieron primeros en la industria cultural de Hispanoamérica? ¿Por qué fueron vendiéndose, una a una, a gigantescos grupos extranjeros? Hay varias causas, el desinterés argentino por su propia literatura es una. "Como parte del exitoso proyecto cultural de la dictadura, se rompieron los canales que vinculaban a los lectores argentinos con los textos de sus escritores", dice Shua.Fortaleciéndose en esos canales rotos surgió con la democracia una literatura académica, prolija, construida artificiosamente desde teorías literarias posmodernas, que obtuvo mejores o peores resultados. Las carreras de Letras organizaron su propio canon aristocrático con obras que solamente se leen allí. Hoy, con excepciones, se siguen manejando así. Lo que se vende es sospechoso por principio, lo que se lee con facilidad es malo, lo que cuenta una historia que no se autojustifica con teorías literarias no vale. Que la vida y la literatura vibren juntas sin pasar por la academia es una mala palabra.Quizás por eso algunos argentinos dejaron de leer argentinos. Otros se habrán cansado de buscar en vano sus amores literarios anteriores, del mundo malogrado: querrán leer a Cortázar cada vez que estos jóvenes quiebren el realismo, pero no lo encontrarán. Encontrarán a Borges, a quien no amaban en el mundo malogrado. Querrán leer a Walsh cuando busquen la política, ¿pero acaso Walsh tuvo que hacer arte político en un mundo detenido, de muertos sin sepultura? ¿Podría imaginar, como Schweblin en “El núcleo del disturbio”, la revolución como una rebelión de consumidores de cerveza en un bar posmo? ¿Podría contar que esos tomadores combaten dormidos y dejarán "sobre la almohada o sobre el escritorio la baba pegajosa de un sueño de revolución"?Lectores espectrales"Percibimos que pertenecemos a un grupo no muy chico pero poco relevante socialmente", dice Muslip. Muchas obras plantean esta soledad, el desencuentro alrededor de escribir y leer, lo que en un pasado impensable compartieron masivamente los argentinos. Suárez inventa lectores inverosímiles; Terranova o Keizman exploran efectos de la noticia policial. En “Leer y escribir”, de Ariel Bermani, una biblioteca fantasmagórica detiene fatalmente a los pocos lectores que se atreven: "Son siete las puertas que deben pasar para llegar a la sala de lectura. Walter los confunde indicando un falso camino, o los invita a ingresar por una puerta pequeña, disimulada en la pared (...) convenciéndolos de que se trata de un atajo". Es "la peligrosísima puerta de los lectores perdidos (...) al borde de la desesperación y la miseria". Como los demás argentinos, pero solos.En “Insomnio”, Cohen imaginó Bardas de Krámer, una ciudad cárcel, decadente, donde sus habitantes ya no duermen de noche ni saben leer o escribir. ¿Todos? No, hay dos o tres que no. En Argentina son más pero no están mejor. Deambulan entre compatriotas somnolientos que ignoran sus obras, tal vez para no tener que reconocerse a sí mismos. InventarioFlorencia Abbate (1977). El grito. Emecé, 2004.Ignacio Apolo (1969). Memoria falsa. Premio Proyección 1995, Ed. Atlántida, 1996.Ariel Bermani (1967). Leer y escribir. Segunda Mención Premio Clarín Novela 2003, próxima aparición en Interzona.Pablo de Santis (1963). La traducción. Planeta, 1998. El calígrafo de Voltaire, Seix Barral, 2000.Washington Cucurto (1973). Cosa de negros. Interzona, 2003.Mariano Dupont (1965). Aún. Premio Emecé 2003, Emecé, 2003.María Fasce (1969). La felicidad de las mujeres. Destino, 2000, La verdad según Virginia, Planeta 2004.Carlos Gamerro (1962). Las islas. Mención especial en el concurso de novela para autor inédito de Ed. Sudamericana y Secretaría de Cultura de la Nación 1997, Simurg, 1998. El sueño del señor juez. Sudamericana, 2000. El secreto y las voces. Norma, 2002.Ana Kazumi Stahl (1964). Catástrofes naturales. Sudamericana, 1998. Flores de un solo día. Seix Barral, 2002.Betina Keizman (1966). Zaira o el profesor. Beatriz Viterbo, 1999. Martín Kohan (1967). El informe. Sudamericana, 1997. Dos veces junio,Sudamericana, 2002.Alejandro López Rey (1968). La asesina de Lady Di. Adriana Hidalgo, 2003.Guillermo Martínez (1962). Crímenes imperceptibles. Premio Planeta Argentina 2003, Ed. Planeta, 2003. Acerca de Roderer. Planeta, 1993. La mujer del maestro. Planeta, 1998 Maximiliano Matayoshi (1979). Gaijin. Premio novela UNAM Alfaguara 2002. Alfaguara, 2002. Eduardo Muslip (1965). Hojas de la noche. Primer premio Concurso Colihue de novela juvenil 1995, Colihue, 1997. Examen de residencia. Simurg, 2000.Gustavo Nielsen (1962). Playa quemada. Alfaguara, 1994. Marvin. Alfaguara, 2003.Sergio Olguín (1967). Lanús. Norma, 2002. Filo. Tusquets, 2003. Angela Pradelli (1959). Turdera. Emecé 2003. Amigas mías. Premio Emecé 2002, Emecé 2002.Andrea Rabih (1967-2001). Cera negra. Simurg, 2000.Samanta Schweblin (1978). El núcleo del disturbio. Premio del Fondo Nacional de las Artes, 2001, Ediciones Destino, 2002.Patricia Suárez (1969). Rata paseandera. Subsidio a la creación de la Fundación Antorchas, 1997. Bajo la luna nueva. 1994. Perdida en el momento. Premio Clarín Novela 2003, Alfaguara, 2003. Juan Terranova (1975). El caníbal. Ediciones del Dragón, 2002. El bailarín de tango. Ediciones del Dragón, 2003.Claudio Zeiger (1964). Tres deseos. Destino, 2002. Nombre de guerra. Destino, 2003. Los vientos y los molinos - Por Vicente Muleiro Periodista - Escritor Me permito discrepar ligeramente con un concepto de Elsa Drucaroff sobre la nueva generación y su época, ése que dice que "es difícil ser realista". Con la mirada en gran parte de los mismos textos, "me parece" que lo difícil para un escritor de estos años es qué hacer con tanta abundancia de realidad. Ese problema, creo, no se le presentó a Borges o a Cortázar, que le adosaron frondosas capas de imaginación verbal a un territorio material acechado por desiertos varios. Acaso el problema de la creación literaria por estos pagos tenga que ver con lo irresuelto de un hiperrealismo macabro (sí, la dictadura) y los picos de crispación política y social que nos someten más a la tiranía del presente que al ámbito de los sueños. Qué hacer con esos vientos para imaginar los propios molinos bien puede ser la cuestión.

NUEVA POESÍA CHILENA Fuente: Juan Cameron. Frente a una interesada visión acerca de la actual poesía chilena, es necesario establecer una lista de los mejores poetas menores de treinta años, más allá de los discursos, opiniones y de la insistencia de algunos medios de comunicación masiva.Mucho se discute, en Chile, en torno a las voces que representan lo mejor de nuestra poesía. Y, frente a los tiempos que vienen, pareciera justo nombrar a aquellos poetas menores de treinta años -los novísimos- con talento y mayores posibilidades de desarrollo.Para establecer los límites debemos fijar una fecha límite de nacimiento -el año 1975- sin por ello olvidar a quienes le preceden inmediatamente y que son, a lo largo y ancho del país -y en una lista presumiblemente incompleta- los siguientes: Armando Roa Vial (1966), Sergio Madrid (1967), Jaime Luis Huenún (1967), Adán Méndez (1967), Jesús Sepúlveda (1967), Gabriel Cereño (1968), Kurt Folch (1970), Germán Carrasco (1971), Yanko González (1971), Christian Formoso (1971), Alejandra del Río (1972), Javier Bello (1972), David Preiss (1973), Ismael Gavilán (1973), Osvaldo Ángel (1973), Santiago Barcaza (1974), Cristóbal Joannon (1974), Andrés Adwanter (1974) y Leonardo Sanhueza (1974).No se trata de una simple y tajante división cronológica. Quienes nacen a partir de 1975 integran una nueva camada de autores que brillan, muchas veces, con luces propias y ajenos a las tendencias observadas -por norma general- en la veintena de los citados anteriormente.La proposición de los novísimos requiere objetividad, tolerancia, buena lectura y la casi imposible condición de no contaminarse, como crítico, con la fuerte presión de muchos sectores interesados. En primer lugar, el escasísimo interés de los medios de comunicación sobre la cuestión creativa, salvo la farándula, se refiere en forma exclusiva a «casos» o «fenómenos» que puedan llamar al interés público por cuestiones ajenas a la literatura. La llamada «opinión pública» respecto a un pretendido gusto estético ha sido demasiado manipulada en los recientes treinta años como para tornarse confiable. El efecto Zurita -muy legítimo en sus comienzos- puede repetirse aún frente a poetas como Eduardo Llanos, Germán Carrasco y luego, a partir de este último, con Kurt Folch y Alejandro Zambra. Estos son casos a observar en su desarrollo, con muy distintas calidades literarias entre ellos; pero todos con una suerte de aparataje publicitario que, en mayor o menor medida, les ha sido favorable.Por otro lado la crítica menor, la crítica«maldita» emergida en forma anónima a través de las páginas web o del murmullo público, ha hecho su parte. Producida por la envidia, la ignorancia, la ausencia de lecturas y el cultivo de una estética, resulta insoportable respecto a estos autores y frente a otros cuantos destacados, como son los casos de Naín Nómez, José María Memet, Andrés Morales, Sergio Badilla y otros pocos agredidos por sus quince minutos de fama. Pero a esta falta de objetividad ha contribuido, con mucho, la pretenciosa y oscurecedora opinión universitaria.Frente a la posibilidad de establecer una antología de novísimos dentro de la poesía chilena, al parecer solamente seis nombres, por el momento, reunirían las condiciones necesarias. Y estos serían los siguientes:Rafael Rubio, nacido en Los Angeles en 1975. Reside en Santiago y pertenece a una estirpe de poetas junto a Alberto Rubio Cruchaga y Armando Rubio Huidobro, su abuelo y padre respectivamente, ya fallecidos.Alejandro Zambra, nacido en Santiago en 1975 y autor de un par de promisorios libros: Bahía inútil (1998) y Mudanza (2003). Zambra es además crítico literario de Las Últimas Noticias.Antonia Torres, nacida en Valdivia en 1975, quien publicara, en 1999, Las estaciones aéreas. Poeta de fuerte emoción, su trabajo ha sido recogido en numerosas recopilaciones del género.Damsi Figueroa, nacida en Talcahuano, en 1976, quien es autora de dos poemarios y se considera una de las voces femeninas más serias en las últimas décadas. Eduardo Jeria, nacido en Valparaíso, en 1977 y egresado de psicología, autor de Persona Natural, en 1999, cuya obra le ha significado la Beca de la Fundación Neruda y otros importantes reconocimientos.Y, por último, Karen Toro, nacida en Valparaíso, en 1980, y cuyo único libro, El silencio crece en el jardín (2002), ha llamado la atención de lectores y críticos consagrados, postulándose como una de las mayores creadores de la Quinta Región del país.Los autores novísimos pueden ser muchos. De hecho, cada provincia del país aporta con numerosos cultores. Pero frente a la opinión pública, a veces confundida por cuestiones que van más allá del género, es necesario precisar estos nombres.

viernes, 24 de agosto de 2012

Gonzalo Arango, Jaime Jaramillo Escobar, Eduardo Gómez, Mario Rivero, José Manuel Arango, Nicolás Suescún, Giovanni Quessep, Jotamario Arbeláez, Miguel Méndez Camacho, Armando Romero, Raúl Henao, Raúl Gómez Jattin, María Mercedes Carranza, Juan Manuel Roca, Juan Gustavo cobo Borda, Antonio Correa Losada, Luz Mary Giraldo, Fernando Rendón, Piedad Bonett, Santiago Mutis Durán, Julio César Arciniegas, Amparo Osorio, Guillermo Martínez González, Eduardo García Aguilar, William Ospina, Javier González Luna, Hernando Guerra Tovar, Jorge Torres Medina, Armando Rodríguez Ballesteros, Gabriel Jaime Franco, Mery Yolanda Sánchez, Orietta Lozano, Fernando Linero, Gustavo Adolfo Garcés, Álvaro Marín, Flóbert Zapata, Fernando Herrera Gómez, Nicanor Vélez, José Zuleta Ortiz, Mauricio Contreras Hernández, Miguel Torres Pereira, Luz Helena Cordero Villamizar, Gabriel Arturo Castro, Ramón Cote Baraibar, Myriam Montoya, Gonzalo Márquez Cristo, Enrique Rodríguez Pérez, Juan Felipe Robledo, Winston Morales Chavarro, John J. Junieles, Federico Díaz Granados, Juan Sebastián Gaviria, Robert Max Steenkist. Renata Durán, Álvaro Rodríguez, Elkin Restrepo, Jorge Bustamante García, Andrea Cote, Fernando Denis, Argemiro Menco Mendoza, Joaquín Mattos Omar, Jorge García Usta, Yirama Castaño, Mario Eraso, Henry Luque Muñoz, Tallulah Flórez, Hernando Socarrás, Armando Orozco, Róbinson Quintero, Rafael del Castillo, Nelson Romero, Eugenia Sánchez Nieto, Jaime García Mafla, Rómulo Bustos, Luis Fernando Macías, Armando Orozco, Ómar Martínez, Darío Jaramillo Agudelo, Jorge Cadavid, Víctor Gaviria, Ana Milena Puerta, Alfonso Carvajal, Antonio Silvera, Julián Malatesta, Ómar Castillo, Luis Iván Bedoya, Carlos Vásquez, Samuel Jaramillo, Hugo Chaparro, Guillermo Linero, Carlos Patiño, Colombia Truque Vélez, Hernán Vargas Carreño, José Luis Díaz Granados, Miguel Iriarte y Carlos Castillo

NUEVA POESÍA MEXICANA El Festival Cosmopoética 2012, que organiza la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Córdoba, España, y que se celebrará del 20 de septiembre al 7 de octubre, llevará a la capital cordobesa una representación poética presidida por la diversidad y la exquisitez, destacando la reunión de los poetas del Grupo del 70, los llamados “Novísimos”, término acuñado tras la famosa antología Nueve novísimos poetas españoles, de Josep Maria Castellet.Pere Gimferrer, Guillermo Carnero, Antonio Martínez Sarrión, José María Álvarez —coordinador de la primera edición del festival— o el hoy novelista Vicente Molina Foix son algunos de los grandes poetas que se encontraban en esa antología y que asistirán a Cosmopoética 2012. Entre las influencias de estos poetas españoles, entonces jóvenes y hoy considerados clásicos, estuvieron el cordobés Pablo García Baena y la estética de Cántico.Luego se irían uniendo a esta sensibilidad novísima otros excelentes poetas como Jaime Siles, Luis Antonio de Villena, Antonio Colinas, Jenaro Talens y Antonio Carvajal, que estarán también en Cosmopoética, acompañados de algunos de sus estudiosos principales, como Juan José Lanz y Túa Blesa. Así, 42 años después de la acuñación del término “Novísimo”, se producirá en Córdoba la gran reunión de una de las mayores generaciones en lengua española de los últimos cincuenta años.Al mismo tiempo que este Grupo del 70, habrá una representación de la generación anterior, la del 50. Así, Cosmopoética acogerá de nuevo a José Manuel Caballero Bonald, con una mesa centrada en su último libro, Entreguerras, como la culminación de su obra, y también asistirá Manuel Mantero, un poeta que ha escrito sus libros en Estados Unidos.Otros poetas serán Juan Cobos Wilkins, Antonio Ribero Taravillo, Manuel Moya, Adolfo Cueto, Nuria Barrios, Ignacio Elguero, Luis Muñoz, Ana Isabel Conejo, Javier Lostalé, Kepa Murua, Jesús Aguado, Pablo Guerrero, Luis Artigue, Fernando Delgado o el último Premio Loewe, Álvaro García. Varios de ellos participarán en el homenaje a Antonio Machado por el centenario de su libro Campos de Castilla, y en el homenaje a Vicente Núñez, presidido por Pablo García Baena. Una mesa redonda coordinada por Pepa Merlo abordará las voces poéticas femeninas de los años 20.La poesía emergente contará con Rubén Martín Díaz, Luis García Gil, Vicente Simón, Sara Mesa, Pablo Gutiérrez, Carlos Contreras Elvira, Diego Vaya o Miguel Ángel Ortega Lucas, todos editados y varios de ellos premiados, además de un escritor becado por la Residencia de Estudiantes, coordinados por José Daniel García.La poesía cordobesa estará representada, entre otros, por Francisco Onieva, Juana Castro, José Luis Rey, Alejandro López Andrada o Manuel Lara Cantizani, además del Grupo Antorcha de Paja —con la presentación de un ensayo sobre la revista— acompañados del ganador del Premio Ricardo Molina Ciudad de Córdoba, el gaditano Javier Vela.Además, Cosmopoética incluirá en su programa al escritor Pierre Michon, considerado un hito de las letras francesas contemporáneas, traducido a casi todas las lenguas, autor de una obra inclasificable presidida por la amalgama de géneros literarios donde la novela se encuentra con la biografía, la historia con el mito, todo ello nutrido por la sustancia poética de un lenguaje de gran exactitud verbal.Considerado por la crítica como “seguramente, el mayor escritor europeo vivo”, su intervención consistirá en una conferencia central sobre su obra Rimbaud el hijo, en el que abordará no sólo su construcción del personaje, sino también la relación entre novela y poesía.Habrá, asimismo, mesas sobre las relaciones entre la poesía y la narrativa y también varias novedades formativas: el taller “Cómo se escribe un relato”, de Francisco Carrasco y Antonio Luis Ginés, con un autor invitado; el taller “Cómo se escribe un poema”, de Eduardo García, con la participación de varios de los poetas invitados al festival, y un taller literario para mayores coordinado por Matilde Cabello. Además, en el plano de la composición de letras musicales, Javier Álvarez impartirá el taller “Cuando haces pop”. En cuanto a la participación de poetas extranjeros, asistirán el egipcio Ahmad Al-Shahawy —Premio Unesco de Letras en 1998 y Premio Kavafis—; el chileno Javier Bello —Premio Pablo Neruda 2007—, un poeta ya consagrado por la expresividad de sus imágenes; el portugués Ruy Ventura, ganador del Prémio Revelaçao de Poesia da Associaçao Portuguesa de Escritores por su libro Arquitectura do Silêncio (Lisboa, 2000), o el gran Milo de Angelis, un italiano que se está traduciendo actualmente al castellano y tendrá en Cosmopoética su primera presentación ante el público de habla hispana.POETAS MODERNOS MEXICANOS:Doy la bienvenida a esta antología, La semilla desnuda, que incluye en sus páginas a 90 poetas, y por consiguiente 90 poemas. Y sobre todo, doy la bienvenida al título por su poder simbólico que podría tener diversos significantes, pero el que yo quiero ver en él, es esa unión de óvulo y esperma que da por clímax un hermoso ser vivo, nacido desnudo y que tuvo de gestación exactos y cumplidos sus nueve meses; y aquí, creo la intención es más que cabalística al recurrir a 90 poemas para no caer en la simple asociación sagrada. A fin de cuentas, esta es una antología, un nuevo ser incorporándose a la práctica mexicana, con el interés de preservar y ser semilla de modificación del modo de concebir la creación. Pues como sabemos la intención principal de cada antologador, sea con criterio conservador o de innovación, es postular con una serie de poetas reunidos, una relectura de la tradición, o al menos de una parte de esta.Rogelio Cuéllar /1989.Anthony Stanton, comenta en su libro Inventores de tradición: ensayos sobre poesía mexicana moderna (FCE, 1998) que hay tres tipos o modelos de antologías; se refiere a la clasificación que realiza Pedro Salinas para entender el sentido o intento de una compilación. “Por definición hay tres tipos de antologías: la antología personal, donde priva por completo el gusto del seleccionador. 2. Aquellas que representan una escuela o tendencia literaria, con exclusión de las restantes. 3. Y las que podríamos llamar históricas”. El primer tipo ignora al público, el segundo se dirige a un grupo minoritario de artistas, y el tercero está dirigido a un público extenso, al cual aspira a dar un amplio panorama, lo más neutral e imparcial posible. Aunque es un error frecuente, a la hora de juzgar una antología, aplicarle criterios distintos a los que rigieron su confección.Esta antología reúne los tres puntos anteriores, pero cada uno de manera diferente a la planteada. No llega a ser una antología personal, pues priva el criterio, y no sólo el gusto, de los antologadores, tan es así, que son tres poetas editores los que la realizaron, y cada uno de ellos con puntos diferentes de vista respecto a los autores y poemas seleccionados. El segundo punto, pese a que el compendio viene de un origen grupal, es decir, una iniciativa de Poetas en Construcción, no está restringido a una estética o tendencia, e incluso hace sólo una pequeña selección de los poetas que participan en el grupo compilador de esta antología, lo cual nos habla también de una visión autocrítica. El tercer punto, es quizá el más definitivo para La semilla desnuda, pues aspira a ser “imparcial”, o lo más imparcial posible para dar una selección completa de buenos poetas mexicanos, según se plantea en el prólogo. “Una de nuestras exigencias a los autores incluidos fue que sean en realidad poetas, buenos poetas, no de un poema o de tres, que su actitud sea propositiva y honesta, que mantengan un compromiso serio con la creación y con el arte (…) resulta decepcionante el fenómeno que se presenta cuando ciertos simuladores, hábiles conocedores del idioma, intentan disfrazar la voz de la poesía sin conseguirlo; su audacia se queda en juegos verbales que a veces rayan en el disparate, desde nuestro punto de vista ahí no está la poesía, por más que el versificador sea aun importante referente en el mundo de la literatura” .El nacimiento de La semilla desnuda está demarcado por otras antologías que se editaron en su mismo año, y que son de un carácter si no antagónico, sí bastante distinto, pues en estas obras lo que resalta son los tributos y los homenajes, como es el caso de Tributo a Sabines (He aquí que estamos todos reunidos), compilación de Jorge Contreras Herrera, poeta hidalguense, Editorial Fridaura y Los Ablucionistas, 2010, y Querido (homenaje a Juan Gabriel) Mantarraya Ediciones, 2010. Otra antología por poner el ejemplo, es la del chileno Héctor Hernández Montecinos, con 4M3R1C4 (América), Ventana Abierta, 2010, donde reúne “novísimos” poetas mexicanos y latinoamericanos, desde una óptica estelar, muy personal, nacidos entre 1976 y 1986. Las tres antologías ejemplificadas aquí, nacidas el mismo año que La semilla desnuda, fueron realizadas desde el gusto de sus respectivos antologadores. Los compiladores del libro que ahora nos reúne, pertenecen al grupo Poetas en Construcción, que cumple 20 años de promover la poesía, que fue fundado en 1991, en Ciudad Nezahualcóyotl, y que desde entonces ha impulsado constantemente la poesía tanto en México, como en Francia, España, Italia, Chile y Cuba. Los compiladores, Kuitláuak Macías, Santos Velázquez y Porfirio García Trejo, pertenecen a la generación de los 50, tal vez por eso su gusto y predilección por los poetas de esa década; como es normal tienen la influencia temporal, pues de los 90 autores antologados, 30 pertenecen a ésta. Cabe comentar que la generación de los 50 es importante para la poesía nacional por su intento de incluir en su lenguaje poético el compendio de lo “popular”, pero asumido desde sus respectivas clases sociales; así, los poetas de clase media, o media alta, se dedican a incluir en sus escritos contextos citadinos o laborales, aparte de tomar en muchas ocasiones una estructura que tiende a lo narrativo, o en algunos por lo contrario, la influencia de un Góngora asistido por el jazz, la lectura de los malditos y versos que apuntan a lo ensayístico; retomando la cultura oriental como fondo. En pocas palabras, son poetas universalistas, que tratan de asimilar su entorno en una poética que todavía se percibe algo ajena a sus esenciales circunstancias. Un importante acierto de la antología, es que reúne nueve generaciones poéticas, desde 1918, con Alí Chumacero, que aún vivía cuando estaba en ciernes la Semilla, hasta Martha Rodríguez Mega, nacida en 1991; esto nos da una visión con buen margen de diferencia de estilos, ideas o corrientes estéticas al realizar el recorrido en nuestra lectura. El compendio cuenta con cuatro importantes poetas de los años 20, como Dolores Castro, Eduardo Lizalde, Rubén Bonifaz Nuño y la recién fallecida y homenajeada, Norma Bazúa Fitch. De los años 30, se seleccionaron sólo ocho de los más importantes poetas: Gabriel Zaid, Juan Bañuelos, Isabel Fraire, Salvador Alcocer, Thelma Nava, Óscar Oliva, Hugo Gutiérrez Vega y José Emilio Pacheco.De la década de los 40, fueron seleccionados catorce, los más conocidos: Carlos Montemayor, que también falleció en el trayecto de la edición del libro; Homero Aridjis, Max Rojas, Marco Antonio Campos, Elsa Cross, Silvia Pratt, Antonio Deltoro, Ricardo Yáñez, Francisco Hernández, Elva Macías; y los menos conocidos: Olimpia Badillo, Teresa Guarneros, Luis Girarte y Mariángeles Comesaña.De la generación de los 50, como mencioné anteriormente, es la que más poetas aporta a la antología, con 30, de los cuales la mayoría son de reconocida trayectoria y que son personajes activos de las letras. Los menos sonados, pero no de menor calidad, y por lo mismo importantes de enunciar, son: Efrén Rodríguez Mendoza, Raúl Aceves, Iliana Godoy, Neftalí Coria, Ricardo Ríos, Baudelio Camarillo, Alfredo Espinoza, Jorge Valdez Díaz y Rafael Vargas. De la década de los 60, se pueden leer 15. Félix Suárez, Raúl Tapia, Mirtha Luz Pérez Robledo, María Baranda, Sergio Cordero, Guillermo Vega Zaragoza, Jorge Fernández Granados, Arturo Terán, Ángel Cuesta, entre otros. Para los años 70, fueron 13 los seleccionados. Aída Valdepeña, Aleyda Aguirre, Luigi Amara, Hernán Bravo Varela, Andrés Cisneros de la Cruz y Óscar de Pablo, también están antologados Israel Miranda Salas y Mónica Gameros, que se nota son buenos diseñadores, porque ellos realizaron el diseño y producción de esta antología; también participan, Mauro Ramírez, Ricardo Medrano Torres, Balam Rodrigo, entre otros. De los 80 y 90, la participación fue mínima, con cinco poetas. Me gustaría mencionar a Jonathan Ruiz y Martha Rodríguez Mega. Como todos sabemos, en las antologías, a nuestro parecer, siempre están los que sobran, y presentes los que faltan. Y aunque, puedo constatar, que esta antología es de muy buena calidad, podría atreverme a asegurar que en un 90% se cumple la alta pretensión de los antologadores, salvo en el 10%, que como cualquier lector y crítico que se digne de serlo, no estaría de acuerdo. Y como los mismos antologadores comentan en el prólogo, “Sabemos que seremos criticados, tanto por los que incluimos, como por los que dejamos fuera”, puedo atreverme a dar mi punto de vista, sobre cuatro poetas que hicieron falta en esta selección: Saúl Ibargoyen, Raúl Renán, Leopoldo Ayala y Enrique González Rojo Arthur, con ellos, seguramente, la antología habría rozado la perfección, pues como también todos sabemos, no hay libro sin erratas. Ahora sólo cabría preguntarse, ¿qué tenemos en común todos los poetas que estamos aquí antologados?, pues venimos de diferentes sectores, grupos, talleres y cánones. ¿Qué lugar ocupará esta antología en la historia de la poesía mexicana en un panorama poético, en donde nacen cerca de 20 o 30 antologías al año? ¿Logrará pese a su calidad y contundencia enfrentar el peso mediático definido por antologías como El manantial latente, Divino tesoro, Poesía ante la incertidumbre: antología (Nuevos poetas en español), por mencionar las menos, que en apariencia guardan en sus páginas a los poetas mexicanos en su totalidad? ¿Bastará tan sólo con buena poesía, buena calidad poética para enfrentarse a un medio joven y desesperado por destacar en las letras del mundo, donde no hay lugar para 20 o 30 antologías representativas, sino para una sola, como es la triste costumbre de la tradición? La semilla desnuda comparte en su catálogo muchos nombres de la poesía mexicana que figuran por igual en las antologías mencionadas y otras tantas más, tiene una selección de poemas escogidos con excelente gusto y tino, y sobre todo, interesante es ver que aunque viene de un grupo, tenga apertura a todas la voces, y por ello, le doy la mejor de las suertes, a esta Semilla de la poesía viva en México. *Adriana Tafoya. Poeta y Editora. Ciudad de México.1974. Libros publicados: Animales Seniles (2005), Enroque de flanco indistinto (2006), Sangrías (2008), El matamoscas de Lesbia y otros poemas maliciosos (Ediciones Pasto Verde, 2009 y segunda edición Bitácora 2010) y Diálogos con la maldad de un hombre bueno (Editorial Ultramarina Cartonera, España, 2010). Obtuvo el segundo lugar en el Concurso Nacional de Poesía El Laberinto (2004). Ha sido incluida en diversas antologías poéticas, entre ellas el Anuario de poesía 2007 (FCE, 2008). Es compiladora de 40 Barcos de Guerra, Antología de Poesía (Coedición de 42 Editoriales Independientes, 2009). También ha colaborado en suplementos y revistas de México, Argentina, Nicaragua y España. Es editora de la revista y editorial VersodestierrO, y consejera editorial de Metáfora, hoja de poesía